sábado, 12 de abril de 2014

ANECDOTAS FUTBOLERAS (XVI): Para que las cosas salgan bien, hay que ensayarlas

En la temporada de 1.977-78, jugábamos un partido en el campo municipal de el Moro de Cazalla de la Sierra contra el Brenes C.F., uno de los conjuntos que nos iban a la zaga para la consecución del título liguero (galardón que al final de la liga ganó el Cazalla balompié), y Antonio Sanchez, nuestro entrenador, había estudiado perfectamente su juego, sus puntos fuertes y sus debilidades. Entre sus muchas jugadas de estrategia había una al saque de las faltas laterales y de los córners que consistía en lo siguiente: colocaban dos o tres jugadores alrededor del punto de penalti con el fín de fijar las marcas, y su delantero centro, llamado Onio, se situaba fuera del área grande, bien en frente de la portería o bien totalmente escorado hacia el palo largo; un momento antes de efectuar el saque, estos jugadores anzuelos salían disparados en todas direcciones con la intención de crear un espacio libre, espacio al que iba dirigido el balón y que inmediatamente era ocupado por Onio, el cual, con un remate impresionante de cabeza hacía gol.
     Durante toda la semana anterior al encuentro nos dedicamos, sobre todo los defensas, a ensayar jugadas para neutralizar la estrategia brenera, en especial la de la situación anteriormente descrita. Para ello Carmona -central marcador-, Gallurt -portero- y yo -líbero- las repetimos una y mil veces, hasta controlarlas prácticamente con los ojos cerrados.
     Llega el domingo y al poco de comenzar el partido hacemos una falta más o menos a la altura de la raya larga del área grande, pero casi pegada a la banda lateral izquierda; nuestra jugada defensiva la había planteado el mister de la siguiente manera: Carmona marcaría a Onio de espaldas a nuestra portería, se colocara éste donde se colocara, para evitar (agarrándolo incluso si era necesario) que entrase en el área; yo me situaría en el punto de penalti o bastante cerca de él, sin moverme de allí  aunque los dos o tres contrarios asignados en sus inmediaciones se desplazaran hacia cualquier otro lado y Gallurt, en el momento en que centrasen, saldría rápidamente para atrapar o bien despejar con los puños el balón.
     Todo salió tal y como lo habíamos ensayado y la jugada la controlamos divinamente, excepto en un pequeño detalle, y es que el delantero centro rival saltó con nosotros tres y nos marcó un golazo de escándalo de un no menos impresionante testarazo.
     Menos mal que el resultado final del partido fué de cinco goles a dos a favor nuestro, pero eso no evitó el cachondeo que nos tuvo el resto del equipo durante algún tiempo, animándonos y animando al entrenador para que siguiéramos ensayando jugadas de los contrarios, vistos los buenos resultados que habíamos obtenido.

                               Antonio Murillo

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