Ambiente al incio del encuentro en la grada local/AM |
La afición sabía de la importancia del choque, por eso acudió en masa y provista de cánticos y mensajes al rival. La visitante, menos numerosa también apareció con sus inconfundibles colores, sin ningún tipo de pudor, a presenciar lo que hubiera sido una auténtica machada.
Los equipos también sabían lo que se jugaban, y por eso antes del inicio se mezclaban los nervios con la ilusión y las ganas de disputar un partido como éste. Ya se habían visto las caras en la primera vuelta en una mañana de septiembre en la que el Liceo puso todo su pundonor y solo se le escapó la victoria en el último minuto. Sin embargo, este partido no iba a ser igual, no podía ser igual.
De nada servían los precedentes de las últimas jornadas; un Guadalcanal cabizbajo por las dos derrotas consecutivas y un Liceo altivo por su primera victoria en casa ante el Alcolea. De nada servía la posición en la tabla. Iba a ser un partido diferente y eso lo sabía hasta el árbitro, que a la salida de los vestuarios contemplaba asombrado las columnas de humo rojiblanco y el enorme tifo donde se invitaba a la batalla. Enfrente una grada amarilla y negra algo más tímida pero que contribuía a darle color al partido.
Los jugadores celebran el 1-0 sobre el campo/AM |
El Liceo se veía aturdido en estos primeros minutos donde Chino unos minutos más tarde se planta solo ante Canuto y perdona lo que podía haber sido el dos a cero. Sin embargo, poco mas tarde, en el minuto nueve si que no perdona y en una jugada calcada a las anteriores, pase por alto en el que la defensa se queda a verlas venir, se planta una vez más solo ante el meta y esta vez si que no falla. 2 a 0 en tan solo diez minutos.
Chino hace el dos a cero/AM |
Apertura y sentencia
Tras el descanso el partido adoptó la tónica imperante durante el último cuarto de hora de la primera mitad. Guadalcanal relajado y el Liceo que no era capaz de aprovechar la ventaja de seguir vivo. Un gol visitante hubiera dado vida al eterno rival, lo cual no hubiera sido demasiado sano para los locales y por eso se pusieron manos a la obra y apunto estuvieron Chepa y Tini de poner la sentencia.
El que si la puso fue Meji, que, a falta de diez minutos para la conclusión empalmó un balón desde fuera del área ante el que Canuto hizo la estatua y que supuso el definitivo tres a cero.
De ahí al final tiempo para algún que otro roce normal y cotidiano en partidos como éste. Sin embargo todo terminó en final feliz, con dos equipos saludándose en mitad del terreno y agradeciendo su presencia a sus aficiones.
Equipos saludando a sus aficionados/AM |
LO MEJOR: El arranque eléctrico del Guadalcanal. Un Liceo que nunca bajo los brazos. Meji y sus dos tantos. La ausencia de incidentes.
LO PEOR: Los últimos minutos de la primera y los primeros de la segunda mitad que resultaron un tanto tediosos.